jueves, 28 de marzo de 2019

Análisis de Sekiro: Shadows Die Twice. Preparaos para morir.


La semana pasada finalmente salió a la venta en todas las plataformas lo nuevo de From Software, Sekiro: Shadows Die Twice. Las expectativas estaban puestas en el nuevo proyecto de Hidetaka Miyazaki desde que se anunció en el E3 de 2018 con un impresionante trailer, y no era para menos, ya que presentaba una muy fórmula diferente de lo que nos tenía acostumbrados: Japón, la era Sengoku, un experimentado shinobi llamado El Lobo tendrá que enfrentarse a un crudo y sangriento camino para poder reencontrarse con su señor.


Lo primero, y puede que lo más importante, que hay que saber sobre Sekiro: Shadows Die Twice es que no es un juego para todo el mundo. Los juegos de From Software tienen un estilo único que lo diferencia del resto de compañías, y aunque este último juego se aleja bastante de sus antecesores, aún respeta algunas características que son las pueden no gustar a todos los jugadores, empezando por la dificultad. Sekiro no es como otros juegos donde puedes elegir entre Fácil, Normal... sino que solo tiene una dificultad y os puedo asegurar que hace justicia a la palabra difícil. Es un juego en el que según vas progresando puedes adquirir habilidades y armas para el personaje, pero el que debe mejorar si desea continuar eres tú. Si os gustan los retos, este juego os puede interesar y mucho.


¿Sabéis esas ocasiones en las que llega un momento en un juego en que eres inmortal y puedes hacer lo que quieras con los enemigos? Pues olvidaos, eso aquí no va a pasar. Hagáis lo que hagáis, matéis a quien matéis, incluso si habéis derrotado a la mayoría de los jefes, hasta los enemigos más insignificantes pueden suponer un problema si no prestáis atención.

La paciencia es una virtud y en el Sekiro mucho más. La duración no depende tanto del juego sino de tu habilidad, y llegará algún punto (o varios) en el que os quedaréis atascados, pero no perdáis los nervios ni tiréis el mando por la ventana, es difícil, no imposible. Una de las mecánicas principales es que al morir tenéis la posibilidad de resucitar en el mismo punto donde estabais, manteniendo a los enemigos con la misma vida a la que les hayáis dejado, esto es bueno porque si le habéis dejado a pocos golpes será una buena oportunidad para acabar con el jefe, lo malo es que el porcentaje de muertes aumentará de forma exponencial, pero ¿a quién no le gusta morir repetidas veces?


La ambientación es uno de los puntos fuertes del juego, todos los apartados del juego de From Software harán que te enfrasques por completo en la historia; ya sean los personajes, la banda sonora o los paisajes, todo lo que rodea al Sekiro está perfectamente integrado, dejando como resultado un precioso tributo al Japón feudal. El doblaje japonés ayuda mucho a la inmersión del juego, pero, si por el contrario, prefieres escucharlo en castellano, el doblaje no desmerece en nada al original. El apartado artístico nos muestra unos preciosos y cuidados escenarios que también nos cuentan parte de la historia, y es que, como sucede en otros títulos de Miyazaki, Sekiro no nos cuenta la historia por completo, somos nosotros los que debemos deducir explorando a lo largo del juego lo que ocurre en la trama.

La movilidad lo es todo en Sekiro: Shadows Die Twice, eres un shinobi y eso se refleja en lo movimientos y habilidades del protagonista. Eres rápido, cauteloso y letal, por eso todas las mecánicas de Lobo están hechas para que sean fluidas, sobretodo al usar el artefacto principal del juego, un brazo protésico. Las capacidades de este brazo otorgan gracilidad al movimiento del personaje y a la jugabilidad de Sekiro, por eso es muy satisfactorio y divertido. Podrás hacer saltos de altura para poder alcanzar tejados o esquivar una habilidad de un enemigo, y también posee armas secundarias que te ayudarán a avanzar en los combates. Pero no todo es velocidad, y es que el uso del sigilo es primordial en el juego, sino queréis ser perseguidos por una horda de enemigos no muy amistosos.


Había mucha expectación alrededor de Sekiro: Shadows Die Twice, y después de jugar, pero sobretodo morir, puedo decir que se trata de uno de los mejores juegos que saldrá en 2019. Es muy difícil, pero se trata de una dificultad que te empuja a seguir intentándolo una y otra vez hasta que consigues lograr tu objetivo, y eso no lo hace menos divertido. La jugabilidad es muy ágil, dejándonos explorar los movimientos del protagonista y haciéndolos nuestros, contándonos a su vez una historia que nosotros mismos tendremos que ir tejiendo mientras avanzamos en el mapa. Sekiro es un juego de aprendizaje, donde no es el personaje el que mejora en el camino, sino tú, y por todo ello, será recordado como uno de los grandes juegos de la generación.


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