El
pasado 26 de Julio Nintendo sacó a la venta Fire Emblem:
Three Houses, exclusivo de Nintendo Switch, y desde su salida ha
cosechado un gran número de ventas y críticas positivas,
convirtiéndose en el juego más vendido de esa semana en Reino
Unido, superando con creces a los anteriores títulos de la saga,
Fire Emblem Fates y Fire Emblem Awakening. A pesar de su innegable
éxito ¿realmente es un título que merece la pena?
Fire
Emblem: Three Houses es un videojuego de rol táctico y aventura
desarrollado por Intelligent Systems con la colaboración de
Koei Tecmo. Todo el desarrollo de la historia transcurre en
Fódlan, un continente que se encuentra dividido en tres naciones
diferentes: el Reino de Faerghus, el Imperio Adestiano y la Alianza
de Leicester. Aunque se encuentran en un período de paz, éste se
verá amenazado por unos sucesos acontecidos hace mil años.
Asumiremos
el papel de Byleth (protagonista que podremos elegir tanto su nombre
como su género), una mercenaria a la que le ofrecen un puesto como
profesora en la Academia del Monasterio de Garreg Mach. Son tres
casas las que comprenden esta academia, y cada casa corresponde a una nación: los Leones Azules al Reino de Faerghus, las Águilas
Negras al Imperio Adestiano y los Ciervos Dorados a la Alianza de Leicester. Tendremos que elegir una de las tres
para hacernos cargo de su tutelaje, y a medida que avance la trama habrá una serie de
decisiones que cambiarán el transcurso de la historia.
La
trama de Fire Emblem: Three Houses es muy interesante y
extensa, pero no por ello nos abruma con información,
sino que a lo largo del juego nos irá dando pistas de lo que ocurre
en todo el continente. La principal fuente de información serán
los propios personajes, ya que al aumentar el apoyo
con ellos, y entre ellos, se podrá saber lo que sucede en distintos
puntos de la historia, ya sea a través de los propios personajes o
realizando misiones especiales. También depende mucho de la casa que
elijas al principio, ya que habrá partes de la historia que estarán
incompletas si no se juega con todas las rutas, siendo un
videojuego rejugable. A la hora de repetir la historia algunas
partes resultarán algo tediosas ya que algunos momentos suceden de la misma forma en todas las
rutas, pero aunque los sucesos sean los mismos, las reacciones y las
consecuencias son muy diferentes al involucrar a personajes
distintos. Al contrario de lo que sucede en algunos videojuegos, la
personalidad de todos los personajes es muy rica y elaborada,
esto es importante porque aumentando la afinidad con los personajes
no solo conoces más de la historia sino que también tiene grandes beneficios
en el combate, como aumento de daño o la probabilidad de esquivar
ataques enemigos.
Eres
profesor, y como profesor tendrás que encargarte de tutelar y
guiar a tus alumnos en las distintas aptitudes que posean para
hacerles mejorar como caballeros, además de prepararles para el combate. Dependiendo de las
mejoras que vayan desarrollando, los personajes podrán elegir el
tipo de arma que portar, pudiendo priorizar con éstas los ataques
físicos, mágicos o curativos, convirtiéndose en la clase
que mejor se adapte a sus habilidades. Al tratarse de un juego de
rol por turnos tendremos tiempo de pensar en la mejor estrategia
para dar ventaja a nuestro equipo, eligiendo nuestras batallas y las
personas que las llevarán a cabo. Los mapas se dividirán en grandes
tableros y tendremos que decidir qué personaje debe moverse, hasta
qué casilla debe hacerlo o en qué momento deberá atacar al
enemigo. Nuestras elecciones son importantes en todo momento y
afectarán en el rendimiento del personaje a la hora de combatir, por
eso es tan crucial la parte táctica en las batallas, una buena
decisión facilitará los encuentros, pudiendo reducir el
número de turnos de los mismos. Cada combate puede ser muy
diferente del anterior, y cada decisión hace mejorar al jugador como
estratega, haciendo que la experiencia de juego sea casi adictiva.
A
pesar de tener tantos aciertos posee un fallo muy grande: el
apartado gráfico. Nintendo Switch no es precisamente la
plataforma con mayor capacidad gráfica, pero sí que tiene la suficiente para crear juegos con un rendimiento más que decente, pero no ha sido el caso de Fire Emblem: Three
Houses. Aunque se trata del mejor juego de la
saga en ese apartado, el juego tiene errores tan graves de diseño
que podría confundirse con un juego de Play Station 2, y siendo
generosos. Las texturas y los fondos son los más afectados,
sobretodo en las zonas donde hay que cargar más elementos, como en
el mercado; se nota que han querido abarcar más de lo que podían. A veces durante las cinemáticas, en las partes
donde los personajes no se mueven, en lugar de enseñar imágenes en
movimiento dejaban un plano fijo de un fotograma, como si de una foto
se tratara.
El
apartado artístico, al contrario de lo que se pueda pensar,
es muy bonito, sobretodo si nos centramos en la variedad de
personajes, las cinemáticas y el diseño del Monasterio, pero se ve gravemente
afectado por el apartado gráfico, haciendo que pase
desapercibido. Algo que destaca por sí solo es la banda sonora: ya
sea paseando por el Monasterio o combatiendo por Fódlan las
canciones se quedarán grabadas en tu cabeza, dejándonos una de las
mejoras piezas de la saga con The Edge of Dawn. El doblaje, ya
sea en japonés o inglés, está muy logrado, haciendo que la
inmersión dentro la historia sea completa; personalmente, y si sois lo
más otaku que hay como yo, recomiendo que os pongáis el juego en
japonés, será como jugar dentro de un anime.
Haciendo
un balance de todo el juego el resultado es claramente positivo. A
pesar de sus carencias, Fire Emblem: Three Houses es una
maravilla, un juego muy entretenido que os dará muchas horas de
diversión, con un gran sistema de combate y un buen diseño de
personajes que hará que te encariñes fácilmente con los alumnos de
la casa escogida. Una compra obligatoria si se tiene una Nintendo
Switch.
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