La
actualidad, tanto en el ámbito de los videojuegos como en general,
se ha visto seriamente afectada por un importante factor estos
últimos años: la
añoranza. Reboots, remakes, remastereds… vivimos en una época
en la que los momentos en los que jugábamos a Crash Team Racing en
PlayStation con amigos ya no son simples recuerdos. Son muchos los
videojuegos que han vuelto después de muchos años desde su
lanzamiento y la industria no parece tener intención de parar, y
puede que tenga buenas razones para no hacerlo.
La
última generación de consolas no es la precursora del fenómeno
“nostalgia” pero sí es la que se ha servido del mismo en más
ocasiones. Es innegable que ha acumulado un gran éxito en los
últimos años, tanto es así que ha provocado numerosos
relanzamientos de distintos videojuegos y casi se podría considerar
un género aparte, llegando a dejar de lado estrenos de
videojuegos más novedosos y actuales. Apelar a la nostalgia de
los jugadores trayendo de nuevo títulos con los que disfrutaron en
su infancia es inteligente y efectivo, pero sobretodo rentable.
Todo acaba volviendo y la principal razón de que esto suceda
son los altos beneficios que acarrea, solo debemos fijarnos en los
hechos: Crash Bandicoot N. Sane
Trilogy se convirtió en el juego más vendido de Reino
Unido durante siete semanas, el remake de Resident Evil 2
alcanzó los 3 millones de copias vendidas en su primera semana de
lanzamiento y Final Fantasy VII Remake lidera las listas de
los videojuegos más esperados de la revista Famitsu desde
hace años.
El
consumismo invita a más consumismo, todos los jugadores desean
volver a disfrutar de los videojuegos que les dieron tantas horas de
entretenimiento, y todas las empresas se plantean la forma de traer
de nuevo los títulos que pide la comunidad, es todo una gran bola de
nieve que puede llegar a afectar a otros videojuegos. World of
Warcraft Classic es una recreación de lo que era World of
Warcraft en 2006: clases, los modelos de las razas, mecánicas de
combate, talentos, la distribución de los mapas… Volviendo a su
edad de oro, cuando todo el mundo jugaba al WoW con sus amigos, tanto
en su casa como en los cibers. Eso ha significado un gran aumento de
suscripciones en el mes de agosto y en las ganancias para los
bolsillos de Blizzard Entertainment, pero no todo es color de
rosa. Hubo un contratiempo algo esperable tras el éxito cosechado
por Classic, un revés en Battle for Azeroth, la actual
expansión de WoW, y es que la comunidad de jugadores se vio dividida
entre los que decidieron jugar a Classic y los que prefirieron
quedarse en BFA, vaciando los servidores de este último durante el
camino. Se podría decir que Blizzard ha tirado piedras contra su
propio tejado.
Todo
tiene un reverso tenebroso, el objetivo de las empresas de
videojuegos es aprovecharse de lo que está de moda y sacarle el
máximo partido, y eso no es malo, todos tenemos un juego que nos
haría ilusión volver a jugar hoy en día, pero no se debe
hacer a cualquier precio. Aprovecharse de los recuerdos de las
personas para sacar videojuegos de antiguas consolas de cualquier
manera y lo más rápido posible sí que está mal. En muchas
ocasiones se ha preferido sacar un videojuego clásico sin poner
ningún esfuerzo en adaptarlo a las nuevas generaciones ni
preocuparse por el más mínimo detalle, sacando un juego a medio
hacer pero, eso sí, vendiéndolo a precio de oro. Los relanzamientos
aportan cosas muy positivas en el ámbito de los videojuegos,
brindando a los actuales jugadores la oportunidad de poder
disfrutar de los juegos tradicionales que han hecho evolucionar a la
industria, pero
también causa que los aprovechados saquen sobras mal hechas por el
precio de un juego normal.
Cualquier
tiempo pasado no tiene que significar que fue mejor, y los
relanzamientos han venido para quedarse, lo cual está bien, siempre
que no nos ciegue la nostalgia a la hora de discernir entre un buen
‘port’ y un
sacacuartos. Vivimos en la época dorada de los videojuegos, una
época en la que pasamos de jugar con los gráficos más punteros de
la historia a los grandes clásicos que crearon esta industria, hay
que disfrutarla pero siempre con cabeza.
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